Si no eres una persona madrugadora, puede ser difícil empezar tu día con energía. Personalmente, solía tener conflicto con este tema y a menudo me saltaba el desayuno para poder dormir más. Desde que empecé a hacer yoga, ideé un sistema para hacer mis mañanas más agradables. De ese modo, despertarme ya no lo siento como una obligación.
Dedicarme un tiempo a cuidarme antes de hacer las cosas que he planeado me ayudó mucho, y espero que estos breves rituales también te ayuden a ti.
1. Respiración de vientre
Una buena manera de empezar el día es levantarse un poco más temprano pero pasar unos minutos extra en la cama, despierta, presente y concentrada en una misma. Acuéstate de espaldas y encuentra una posición cómoda para tu columna vertebral, quizás te resulte cómodo usar la almohada, tal vez añadir algunas almohadas adicionales para levantar la parte superior de la espalda de la cama, o llevar una manta enrollada debajo de las rodillas. Cierra los ojos. Lleva las puntas de los dedos a la parte inferior de la caja torácica y deja que los codos se abran hacia los lados. Escucha el sonido de tu respiración. Siente cómo la respiración se mueve a través del cuerpo mientras tu vientre se eleva y se expande con cada inhalación y se suaviza hacia abajo mientras exhalas. Si tu mente comienza a alejarse, concéntrate en el ritmo de tu respiración para volver al presente.
2. Toma un trago.
Suena muy simple pero ¡toma un poco de agua! La cantidad de sueño recomendada para los adultos es de 7 a 9 horas, así que cuando te despiertes, es probable que estés un poco deshidratado. Podrías tomar un poco de agua fría, y adornarla con vinagre de sidra de manzana, añadir hojas de menta fresca o poner a infusionar unas cuantas rodajas de pepino. Si prefieres una bebida caliente, ¿por qué no tomar un poco de agua caliente con un trozo de limón o un té verde? Gracias a su alto contenido en antioxidantes, el té verde aumenta tu metabolismo, y la cafeína que contiene te dará un poco de energía por la mañana.
3. Suave yoga flow
Las sesiones de yoga no siempre tienen que durar una hora, y una práctica regular de diez minutos hecha durante mañana puede ser muy útil. Concéntrate en las posturas que movilizan y “calientan” el cuerpo, como la postura del niño, la del gato y la vaca, la del perro hacia abajo, la de cuclillas en malasana o la serie de saludos al sol.
Nuestros cuerpos tienden a sentirse más rígidos por la mañana, así que no tengas miedo de ayudarte con bloques, cojines o mantas.
4. Cinco minutos de meditación sentada
Históricamente, la práctica de asanas (posturas físicas en el yoga) evolucionó como una forma de preparar el cuerpo para la meditación. Es un concepto erróneo pero común que la meditación es igual a no pensar, y que tiene que hacerse con las piernas en postura de loto (padmanasana). La meditación es en realidad la observación consciente de tu actividad mental. Encuentra una forma cómoda de sentarte en posición vertical – puedes sentarte en el suelo, utilizar un bloque de yoga o un cojín, o incluso sentarte en una silla. Cierra los ojos y concéntrate en la respiración ujjayi. Si eres nuevo en la meditación, te puede resultar útil descargarte una aplicación de meditación guiada.
5. Planea tu día
Antes de seguir con tu día, haz un plan. Escribe una lista de tareas. Crea un orden en el que te gustaría hacer las cosas. Planifica algún ritual de autocuidado, como tomar un buen baño, darte el gusto con una buena comida o pasar un tiempo leyendo. Recuerda tener cierta libertad de acción para evitar presiones y estrés innecesario.
CAT
El equipo de Komoshi